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Me gusta el fútbol

«El goleador es siempre el mejor poeta del año» (Pier Paolo Pasolini )

Mi relación con el fútbol ha cambiado sin apenas haberme dado cuenta… y, aún me extraña decirlo, pero me gusta el fútbol. No como antes, cuando sólo me gustaba jugarlo. Ahora, aunque me sigue dando un nosequé cuando suena el himno, me gusta verlo en la tele. Y me convierto en mi padre, concentrada en el partido, sola en el sofá. Aún es un placer discriminatorio y partidista (je!), ya que sólo veo los de España. Los vi en el mundial, pero como una excusa. Ahora es un fin en sí mismo.

Por eso cuando el  14 de junio jugaban España e Irlanda y yo decidí esperar a que terminara el telediario de la 1 para comenzar a ver el partido, me asaltó un debate interno entre la culpa y la decisión cuando el periodista Carlos del Amor, tocayo mío (por el que siento simpatía, cierto desprecio profesional y envidia al mismo tiempo) terminó el espacio con esta «noticia cultural» que, decía el presentador, «es para usted». Y que acaba con esta frase: «díganles a los que están con el fútbol que el telediario les hizo, les hace, una noticia sólo para usted».

(enlace al video)

Y es que creo que de este nuevo amor que tengo (no Carlos, sino el fútbol) tienen culpa en parte todas esas noticias que también son para nosotros pero que no entendemos como tales. En el ¿mejor? de los casos nos entristecen, nos sentimos impotentes, engañados, atrapados… cambiamos de canal. En otra parte unos chicos, por cierto muy agradables a la vista, se mueven de un lado a otro siguiendo estrategias y un deseo compartido (en otros tiempos hubiese dicho, simplemente, «persiguiendo una pelota»). Me concentro en el juego, salgo al balcón a escuchar gritos y suspiros. Grito. Suspiro. Siento, ya no tristeza. Durante un tiempo sólo pienso en ese objetivo. Sí, nos está yendo bien en eso… y no se trata de olvidar lo que pasa en España… pero dame un ratito, una tregua, y llámame hipócrita, cobarde o Rajoy si quieres… pero qué bien que estemos juntos, qué bien que lo consigamos…

El domingo veré la final en el barrio madrileño de Chueca con un puñado de gays (o maricones; u homosexuales: …) y lo voy a disfrutar, y si queremos ya de paso nos sentimos orgullosos de ser como somos. Antes seguramente me lamentaré de otros problemas. Pero durante… durante solo hay una emoción, un riesgo, una subida de bilirrubina que consigue que olvidemos a Bankia y a su madre. ¿Acaso no tenemos derecho? Sin necesidad de ser llamados «borregos», digo.

Y después, cuando ganemos, pues cantaremos. Y si perdemos, pues nos cantarán. Habra música y habremos pasado un buen momento. Y quienes quieran y puedan, que son cada vez más, dejarán de lado la violencia para marcarse unos poemas que seguramente tendrán mucho que ver con el amor.

“Dime, poeta”, por José María Pemán
Dime, poeta:
Si el mundo es como un balón
redondo por la ilusión
de llegar pronto a su meta:
¡Vale la pena jugar!
Silencio del ultramar,
luna llena…
mar serena;
viejo amigo
en secreto te lo digo
¡que lo que vale la pena
es ganar!

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